Quiero comenzar esta nota diciendoles que a mí me gustaría vivir en el país que nos pinta el sr. Felipe Calderón Hinojosa. Resulta que todo va viento en popa, que ya se crearon medio millon de empleos, que la seguridad está a su máximo, que la pobreza ha disminuido (ahora ya son pauperrimos), que en materia de salud vamos bien, carreteras (costosas y mal hechas) estamos a la vanguardia, bueno, bueno.... una cosa que envidiaría cualquier país del mundo. En fin, ojalá que le crean en su casa.
Pero la verdad es que aquí para los ciudadanos de a pie, los que no tenemos la custodia del ejército o el Estado Mayor Presidencial, para los que tenemos que andar (literalmente) corretendo los bolillos en la calle, el microbus y el metro, para los que no tenemos lana para comprar seguridad o para comprar un carro blindado las cosas cada vez se ponen peor. Si yo contara con el resguardo del Ejército Mexicano o la Marina también diría lo mismo que Calderón.
Bien, pues resulta que toda clase de extorsiones telefónicas se siguen dando por lo largo y ancho de país, con amenazas de muerte a los supuestos familiares que tienen secuestrados.
Nada menos el jueves tuve la desgracia de ser testigo de una y me tocó cerrar la llamada con el supuesto secuestrador. Resulta que estando en una oficina, una vecina recibió una llamada telefónica, ya saben, "Mamá, mamá, me tienen secuestrada", después le pasan el teléfono a un gandul que se hace pasar por el secuestradot y con una voz muy cabrona amenaza a la persona: "señora, hija de su pinche madre, tenemos a su hija, la vamos a matar, así que no cuelgue el teléfono porque si lo hace la vamos a matar". Desafortunadamente la señora cayó en el "juego" y se puso muy nerviosa y ya no hayaba como ir a buscar a la supuesta hija que tenían "secuestrada".
Cuando yo me enteré, subí al departamento y le dije a su hermana que tratara de localizar por todos los medios a su hermana, cosa que hizo en forma nerviosa y apresurada, pero no colgaron la línea y el supuesto secuestrador seguía en la línea. Cuando habló con su hermana y se cercioró de que estaba bien, casi tomandose una piña colada en su casa, colgamos la línea telefónica, pero la señora (mamá) seguía vuelta loca.
Yo colgué el teléfono y como a los 30 segundos volvió a sonar y contesté yo gritando con voz firme "¡¡Bueno!!", "A ver hijo de tu puta madre, ¿con quién jijos de la chingada vamos a negociar?, "Negociar qué cabrón", cuando escuchó, supongo, el tipo una voz masculina, más firme y que ya no le contestó la señora nerviosa y que ya prácticamente había caido en la "red" me dijo: "voy a ir a tu casa a matarte, hijo de la chingada, por chismoso" a lo que yo contesté "andale!!" y colgué. El teléfono no volvió a sonar.
Son ya muy sonados los casos de éste tipo y las personas que caen en el "juego", son muchas las recomendaciones que se han hecho, entre otras:
1.- Conserve la calma.
2.- Localice o trate de localizar a su familiar o amigo, cerciorese de que está bien.
3.- Cuélgue el teléfono.
4.- No de datos ni nombres.
5.- Trate de persuadir al "secuestrador" a que le comunique al "secuestrado" e interróguelo con preguntas que sólo usted y el "sechestrado" sepan, no de respuestas, sólo analíselas.
6.- Una vez localizado al familiar cuélgue la bocina.
7.- No amenace ni caiga en provocaciones.
Son de las que recuerdo de principio, pero les dejo un blog donde vienen más: http://guillermocastro.com/2007/11/14/tips_para_lidiar_con_las_llamadas_de_extorsionadores.html
Ojalá les sirva.
Una más, cuando es real y de verdad tienen secuestrado (a) a una persona les cobran la lana en efectivo y exigen depósito a cuenta bancaria, ¿qué no hay policía-inteligente para detectar y rastrear esas cuentas y quien las mueve?. Bueno, sé que es iluso pensar que en la policía quepa algo de inteligencia.
Ya les comentaré del desenlace de un caso de estos.
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